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Lo que la primavera hace con los cerezos





Lo que la primavera hace con los cerezos...no, no voy a hablaros del libro de Marta Robles que está resultando tan exitoso. Si tuviera una play-list de palabras bonitas, sin duda incluiría milagro. Hasta que llegó la Ciencia dando explicación a todos los fenómenos naturales, las flores del cerezo brotando en ramas que parecen muertas y reviven cada primavera son un verdadero "milagro" de la Naturaleza, el canto afinado de los pájaros, un cielo estrellado, una puesta de sol siguen pareciéndonos un milagro. Cuando nos maravillamos ante la belleza que el universo nos ofrece conectamos con nuestra verdadera esencia, nos hace sentirnos parte de un todo, nos reconcilia con nuestro ser más profundo.

Pero las personas, todas las personas que transitan por nuestra vida y nos acompañan hasta el final no son un milagro de la Naturaleza, son un milagro de la Divina Providencia.

La Divina Providencia (pro "antes" videncia "ver/conducir un fin") es un concepto religioso.

Fue Platón el primero en desarrollar esta idea en el décimo libro de las Leyes :


"el que cuida el Universo tiene todas las cosas ordenadas para la salvación y virtud del conjunto, de modo que también cada parte de la multiplicidad padece y hace en lo posible lo que le es conveniente, a cada una de ellas se le han establecido jefes que dirigen continuamente lo que deben sufrir y hacer hasta el mínimo detalle y hacen cumplir la finalidad del Universo hasta en el último rincón"


Después de Platón y diversas interpretaciones posteriores se asienta la idea de una providencia o cuidado que los dioses ejercerían sobre las personas. Yo creo en esa divinidad que gobierna e influye en el universo y en especial en la Tierra para el socorro de la humanidad.

San Agustín afirma en el libro octavo de La Ciudad de Dios la existencia de la providencia divina.

Y volviendo a los cerezos y lo que la primavera hace conmigo también es un verdadero milagro reactivando el latido de mi corazón, reviviendo lo que sentía marchito y recuperando lo que se creía perdido, la ilusión.



Lo que la primavera hace con los cerezos lo hace Dios en mi corazón, es un trabajo artesano de verdadera filigrana y como es de todos sabido "el corazón tiene razones que la razón no entiende"

Cuando creemos en la Divina Providencia comenzamos a vivir en el poder de Dios y comenzamos a habitar en el corazón del amor, que Dante dijo que es el poder que “mueve el sol y las demás estrellas”.















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