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FLORITURAS - Flores en el plato, saborea la belleza



Me he propuesto que en este post... !se os haga la boca agua!

Una de cal y otra de arena, porque en mi próxima entrada os encontraréis de nuevo con Juan Ramón Jiménez en su pueblo natal Moguer y Platero por allí andará, mordisqueando florecillas en el prado. Sé que no a todos os gusta escucharme hablando de Poesía o Narrativa (cada cual tiene sus aficiones) pero para los que entréis en la página de Divinas Palabras entenderéis que no puedo ni quiero evitar mis "ambivalencias".

En mí corazón y en mi mente conviven frivolidad y profundidad en la misma medida, alegrías y tristezas y hoy toca estar contento.

Hasta ahora os voy mostrando cuantas cosas buenas y bonitas aportan las flores a nuestra vida. Y una de sus más recientes aportaciones es a la alta Cocina. Aunque cualquier indocumentada como yo también puede cocinar con ellas, ahí está la diversión.



Habrá que incluir flores en nuestro recetario, habrá que acostumbrarse y disfrutar también así de ellas, es una tendencia en alza no sólo por su vistosidad sino por los nutrientes y beneficios que proporcionan a nuestro organismo. Yo ya estoy en el punto de salida. No me ha resultado demasiado fácil encontrar fruterías donde pueda hacerme con ellas, en el barrio de Chueca en Madrid, Frutas Eloy las comercializa y de paso es agradable darse un paseo por este barrio tan especial. Por supuesto on-line podéis encontrarlas en Innoflower, empresa que comienza su andadura en Zaragoza. Su actividad está en torno a las flores comestibles. Cultivan en sus propias fincas y sus tratamientos son totalmente ecológicos. Tienen más de 50 especies a lo largo del año, además es la única empresa de España que ha conseguido tener pensamiento mini durante el verano. Sus flores comestibles tienen el único propósito de añadir chispa a las creaciones culinarias. Yo he comprado Pétalos de Gitanilla y Flor de Borraja, cuestan 8 euros cada bandejita y contienen entre 40 y 50 flores que deben consumirse en no más de 7 días desde su recolección, tened en cuenta los gastos de envío, son altos, las flores llegan en frío de un día para otro y se recolectan de forma manual.

Esta flor, la gitanilla comestible, tiene una textura muy volátil y por tanto, resulta muy agradable para el paladar.



En maridaje, aporta notas cítricas que recuerdan a la manzana verde. Posiblemente, está sea una de las flores dentro del formato liofilizado (aunque no la única), con más sabor de todas las especies.


Durante siglos se han utilizado las flores en la cocina, sin embargo poca gente lo sabe. En la época clásica se preparaban las ambrosías más sabrosas a base de pétalos de rosa, aromas de violeta y salsas de alazor. La cocina china también experimenta en sus platos con la flor de loto, magnolia y jazmín. En la japonesa, es el crisantemo el que tiene un lugar de honor y en Oriente Medio, la rosa y el naranjo. Se sabe que una de las ensaladas preferidas de Carlomagno era la de flores de malva.



En la cocina andalusí se utilizan con frecuencia y en los manuales de los cocineros de los reyes españoles de los siglos XVI y XVII, su utilización era algo habitual.

Desde siempre han formado parte de nuestra dieta aunque no nos diéramos cuenta porque la alcachofa, la coliflor, el brócoli, el clavo de olor y el azafrán son una muestra de ello.

Hace siglos que distintos aromas de flores se añaden en repostería. La esencia de azahar es insustituible en nuestro Roscón de Reyes.


Un mazapán rosado (con almendras, azúcar, clara de huevo y unas gotas de esencia de rosas) es una receta que incluye Diego Granado en 1599, en su Libro del Arte de Cocina.

En los siglos XVI y XVII, es posible hallar recetarios donde destacan los pétalos de rosa confitados, los pastelillos de flor de sauco y el empleo de flores de azahar para elaborar ciertos platos de carne.




En este enlace he descubierto la receta del pastel de boda del Príncipe Harry y Meghan Markle. Parece exquisito, cotillear un poco, igual os atrevéis con él en el próximo cumpleaños.


No todas las flores son adecuadas para el consumo, ya que son de por sí tóxicas e incluso mortales, tal y como nos explican desde la web experta en flores comestibles Innoflower: “Flores como la belladona, la cicuta, la flor de adelfa, la flor de berenjena o la dulcamara no deben consumirse nunca”.

Es preciso lavarlas previamente para eliminar cualquier presencia de insectos. Pero es preciso que sea en agua fresca y no frotar, con el propósito de no estropear los pétalos. Además, por precaución, podemos optar por eliminar pistilos y el polen en el caso de que haya alérgicos entre los comensales.


Las flores no se suelen cocinar y se consumen en crudo. Aunque existen excepciones como la flor de calabacín, pues abundan las recetas para prepararlas rellenas, horneadas e incluso fritas.

En Canal Cocina, os recomiendo reproducir el video de la sección El Toque de Samantha, es divertido ver en acción a esta cocinera sabia y divertida, jueza en el programa de moda, Mister Cheff.




El propio Albert Adriá ofrece en su libro «Los postres de elBulli» un buen número de ejemplos de utilización de elementos florales en repostería, con recetas como “Granizado de uvas con toques florales y frutas”, “Sabayón de rosas” o “Gelatina de agua de rosas”. Propuestas muy actuales que evocan culturas muy antiguas.

Por mi parte hice mi primer pedido a Innoflower y me he lanzado a experimentar un poco. Me he propuesto no sentir ningún tipo de remordimiento si las cosas no salen bien, un capricho de vez en cuando...





Parece que la Unión Europea está preocupada por las condiciones sanitarias en que este tipo de alimentos deben de ser utilizados para la alimentación humana, valorando por un lado las interesantes características nutricionales y culinarias que pueden aportar, pero advirtiendo por otro de la necesidad de que sean cultivados en determinadas condiciones que garanticen la ausencia de todo tipo de productos químicos tóxicos o al menos en las cantidades permitidas para alimentos, algo que de momento no siempre se cumple debido a que las flores, en principio, están consideradas legalmente como elementos decorativos y no de consumo alimenticio.


Queda pendiente (cuando el maldito covid nos lo permita), visitar a los chicos de Fransen et lafite en el barrio de los Austrias, en la calle Espejo, próxima a la Ópera he descubierto esta floristería tan original en la que también venden flores comestibles y de paso tomaré un cafecito en la Boulangerie de Santa Eulalia. Y me iré a mi casa más feliz que una perdiz. Pero no tiréis la toalla, aún podemos disfrutar de un paseo "higiénico" (como dicen los portugueses), para abrir el apetito, llegar a casa, y !cocinar!


Soñar en un lecho de rosas no es precisamente lo que les ha tocado a esta parejita de codornices... aunque siempre es más glamuroso descansar entre flores que en una cazuela de barro.


Estoy orgullosa de mi ensalada, rica y vistosa. La he hecho "recargadita" la verdad. Estos son los ingredientes que he utilizado, brotes tiernos, rúcula, tiritas de remolacha, foie, y flores de borraja y pelargonium.

La acompañé con una salsa deliciosa que me regaló mi hermana Mónica de cebolla dulce con frambuesa y un ligero toque picante. Como podéis imaginar el sabor de las flores con estos ingredientes tan potentes quedaba un poco enmascarado


Además de ser un plato vistoso y muy alegre, recomiendo probar las flores en crudo, así se puede apreciar el sabor ácido del pelargonium o más dulce de la flor de borraja. Supongo que maridan mejor con otros aromas más sutiles para apreciar el sabor delicado de las flores, pero eso tendremos que aprenderlo de los grandes Chefs. Esta noche haré una tortilla francesa de espárragos verdes con flor de borraja. Reconozco que me estoy emocionando un poco con esto de cocinar con flores, pero así rompemos un poco con la triste cena del Lunes.


Ya sé que mis pinzas para coger flores no son las más adecuadas, tendré que comprarme una de esas tan guays que usan los cocineros de verdad, pero es que me hacía ilusión ese detalle tan profesional, cogerlas una a una con sumo cuidado. La verdad es que entre las 8 y 8.30 de la noche de ayer, me reí un montón conmigo misma. Es como si hubiera estado haciendo una manualidad... hacer punto, pintar porcelana, dibujar...





En fin, creo que me he emocionado con la decoración. Las zanahorias, los guisantes y esa pequeña protuberancia de la tortilla como acompañamiento... jajaja no hubieran pasado la prueba de Master Cheff, pero me lo estoy pasando bomba, la verdad. Para el Miércoles había pensado en una crema de coliflor con clavellinas, y he estado a punto de caer en la tentación de coger una astromelia o un clavel rosado ideal del jarrón de casa, pero hay que ser prudentes y que no se nos vaya la olla, solo deben consumirse flores comestibles previamente tratadas.


!Fagocitando flores!, así espero que paséis el próximo fin de semana queridos lectores.


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