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FLORITURAS - !Flores hasta en la sopa!




Y no es una frase hecha, también las flores quieren meter los pies en el plato.


Mi paladar de momento no es tan fino, ni mi cultura gastronómica tan amplia. Todo es acostumbrarse,a ver por ejemplo, sopa fría de rosa. Espero a la próxima primavera para robar alguna de fragancia exquisita, de las de toda la vida, de las que crecen en el jardín con su gusanito. De momento no me voy a quedar con las ganas de preparar la receta de sopa de queso de mi madre decorandola con flores ¿por qué, no?



Y hablando de cultura culinaria os hago un breve resumen de lo que hoy he aprendido.


A los reyes galos de la Baja Edad Media les encantaban los nardos y de Carlomagno se dice que adoraba la ensalada de flores de malva.


En La Odisea, Homero, identifica a un pueblo que era gran consumidor de flores de loto.


Los antiguos chinos, se inclinaban por las flores de la magnolia y el jazmín.


Los habitantes del Medio Oriente ya sabían bien cómo utilizar los pétalos de las rosas y las flores del naranjo. Los mediterráneos fueron pioneros en el uso de las flores de calabazas y calabacines, que volverían a estar de moda en la misma región a partir de 1980.

Viejas recetas indonesias muestran la utilización del jazmín para perfumar los platos con pollo.


Los cocineros franceses supieron desde siempre el uso de las flores de calabacín o zucchini, y los pétalos de violetas, que usaban en los platos de truchas, o pichones, tortillas o huevos revueltos, siendo una especialidad los sorbetes con estos pétalos.



¿Y en España qué pasaba? Los manuales de cocineros reales de los siglos XVI y XVII hablan de los pétalos de rosa confitados; pastelillos de flor de sauco; licor de alelí; y la utilización de las flores de azahar con algunos platos de carne. Pero también en la cocina moderna española destacan algunos platos como el de Nacho Castells y sus flores de calabacín rellenas de txangurro y romesco.

Aquí encontraréis la receta:





Algunos trucos para cocinar con flores:

Hay que tomar varias precauciones para asegurar el éxito culinario.

Así, se recomienda prestar mucha atención a que las flores que se utilicen no hayan conocido ningún tipo de herbicida ni insecticida, es decir, que tienen que haber tenido un cultivo orgánico.

Asimismo, hay que retirar de los pétalos la parte blanca de su base, los estambres y pistillos. Claro, esto siempre que no se trate de los estambres del azafrán, que no se olvide que llegan a costar su precio en oro.


Otro truco es agregar los pétalos a último momento, para que sus aromas más delicados no se pierdan con la cocción.


Las flores se pueden dividir en categorías de acuerdo a su sabor. Están aquellas que son ácidas, como las begonias, y el grupo —bastante amplio— de flores con sabor ligeramente dulce: los pensamientos, las violas, las clavelinas y las prímulas, entre otras. “

El crisantemo, de pétalos amarillos y alargados, se puede utilizar para chocolatería, pues tiene un sabor persistente y fuerte. “También hay flores de sensación astringente, como la caléndula y las dalias, y aquellas que son populares para ensaladas como la borraja, pues tiene un sabor que recuerda al pepino, y la capuchina, que se distingue por su sabor picoso, semejante al del rábano.

Así es que animaros para sorprender a vuestros próximos invitados porque las flores entran en la cocina osadas y sin ningún pudor.


En otro post os hablaré del uso de las flores en la repostería, de azúcar, cristalizadas, reales o inventadas merecen una nueva entrada en este blog.




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