¿Cómo pude haber olvidado su nombre? lo tengo en la punta de la lengua, pero después de casi cuarenta años me lo voy a perdonar. El caso es que le recuerdo bien, podando, cortando setos y cultivando las hortensias del jardÃn. Hoy la mañana ha sido de Domingo y lluvia. Un paseo por la Colonia del Viso, tranquilo y casi deshabitado, como lo recuerdo hace años, me ha hecho viajar en el tiempo, ha sido una regresión breve entrañable, de las que dejan una sonrisa en la cara y en el alma, fue una experiencia laboral breve, apenas dos años, pero intensa y enriquecedora.
Felipe González gobernaba España que en el año 85 entraba a formar parte de la Comunidad Europea y muchos se subieron al carro de una economÃa cada vez más liberalizada, surgieron nuevas empresas y quisieron modernizarse otras y las Escuelas de Negocios comenzaron a hacer su Agosto, era el tiempo de las vacas gordas, ser socialista estaba bien visto y fueron muchos los que se subieron al carro de las oportunidades, en los organigramas empresariales todos se formaban, Directores, Jefes de Departamentos, Secretarias... hubiera sido interesante seguir la carrera empresarial y los resultados de tanto dinero invertido en formación del personal, en formación, en dietas estupendas y en comidas de empresa en los mejores restaurantes después de las cuales lo único que pedÃa el cuerpo es dormir una buena siesta.
Y es que no todo es trigo limpio y yo comencé a aborrecer a esos hombres y mujeres que se sentÃan empoderados por ir enfundados en un traje con corbata y almorzar en un restaurante de moda, los veÃa venir, puestos intermedios que a la menor oportunidad explotarÃan a sus subordinados o pisarÃan la cabeza de sus compañeros cuando se trataba de trepar. Perdón por esta reflexión, es la primera vez que la digo en voz alta y me encanta. De lo que yo querÃa hablaros en realidad es de un precioso chalet de grandes ventanales donde se compartÃa trabajo y un buen desayuno (como olvidar la cocina del sótano, con sus cafés, pastas y zumos de naranja, momentos breves de conversación y vuelta al curro), de lo que yo querÃa hablaros es de un jefe estupendo, que escribÃa poesÃa de madrugada, educado, respetuoso y empeñado en que las mujeres siguiéramos formándonos y estudiando, de lo que también querÃa hablaros es de grandes compañeros José MarÃa, Celia, Mar, Silvia y otros no merecen ser nombrados, los cotilleos, no faltaron pequeñas envidias y miserias propias de laa condición humana, por supuesto.
Pero yo prefiero hablaros de ese precioso y acogedor chalet en la calle Cinca, número trece. Espero y deseo que con todos aquellos cursos de perfeccionamiento directivo hayan dado sus frutos. Por aquellos dÃas yo me escribÃa con mi padre y le transmitÃa "mis impresiones" sobre lo que se cocÃa en la capital, me divertà mucho releyendo una carta en la que le decÃa "papá España entera es socialista", me referÃa por supuesto a los impostores, a aquellos que tomaban el nombre del socialismo en vano. Y maldita sea sigo sin recordar el nombre del jardinero...que era de lo mejorcito de la casa de la calle Cinca, n.13