
El Domingo amaneció soleado y el paseo era obligado. Me sentía algo avergonzada, pero tú me lo pusiste fácil. Había sido arrogante y osada entablando contigo un diálogo imposible, tartamudeando mis versos infantiles e ingenuos junto a los tuyos. Tu sonrisa indulgente me hizo sentir menos pequeña ante tí ,y tú, generoso y paciente, me enseñaste el camino hacia la Poesía.
Vamos - me dijiste - esta tarde iremos al prado, le llevaremos higos y uvas a Platero, nada más verlos se le hace la boca agua.

Platero es más sabio que yo y más humilde que tú, me dijiste sonriendo.
El sol estaba en el punto más alto, transitamos por las calles desiertas, de los zaguanes de las casas señoriales nos llegaba el frescor de sus patios, en medio de la canícula, un soplo de aire fresco.
Encontramos a Platero en el prado, en el silencio de la tarde, mordisqueaba flores sin importarle el calor, rodeado por un halo de luces amarillas y blancas. Se acercó a nosotros mimoso, con la cabeza gacha

Pan y quesito, son las flores preferidas de Platero - me dijiste ofreciéndome un ramillete para que se lo diera al burrito. - estas flores me recuerdan a mi infancia, pan y queso y amapolas, una combinación perfecta.

Mira Juan Ramón este libro, lo llevo siempre en la mochila , lo conservo desde que tenía 7 u 8 años, desde luego te puedo recitar las primeras líneas de memoria, como casi todo el mundo, "Platero es peludo, suave, parece todo de algodón, como si no tuviera huesos...", muchos ni siquiera pasaron de esa primera página, es una verdadera lástima, yo ahora te tengo en mi mesilla de noche junto a las Memorias de Baltus o Minutos de Sabiduría, me estoy acostumbrando a leer unas cuantas páginas de diferentes libros, me encanta hacer eso.
Y ahora, al cabo de los años te descubro en los ojos negros de Platero, insondables como tu alma. Platero eres tú y tu mirada sobre el pueblo de Moguer, un mundo tan pequeño y tan grande para ti, conociste la miseria de los niños, la crueldad de algunos, la bondad de otros, recuerdos, sensaciones, colores que te acompañaron esos años y que nunca olvidaste, y sobre todo, una forma tan personal de narrar, entre crónica, crítica, memoria...todo ello escrito en una prosa poética tan difícil de alcanzar.
Mi mente es un caleidoscopio demasiadas veces volteado con el que acerco o retiro recuerdos y vivencias, el problema viene cuando me confundo y acerco más los malos que los buenos. Acabo de leer algo sobre Ginés Líebana gracias a una publicación en Facebook compartida por mi amiga Macarena, el artículo de Juan Marqués, 100 años de alegría, nos habla de un hombre que "...no es nada “batallitas”, al contrario: él quiere saber qué está haciendo el otro, le aburre su propio pasado, piensa en lo que va a hacer a continuación, vive su esplendoroso presente..." esa es la clave, para algunos fácil y para otros no tanto, vivir un presente ilusionante, y nunca es tarde para eso. Mi memoria, a veces, es como una bomba particular de insulina, por eso quizá al reencontrarme de nuevo con Platero, ya olvidado en el fondo de mi estantería recupero este dibujo que hice no hace muchos años, y sonrío complacida con mi espíritu infantil, ya está bien de tirar piedras sobre mi propio tejado.
Pero el Platero que dibujó Julitxu en la portada del libro, ese es el verdadero Platero es, pequeño, peludo, suave, ....si lo abres verás que no es un libro para niños, descubrirás al poeta con mayúsculas que se valió de la prosa para narrar cualquier cosa que se le pasara por la mente y convertirla en una obra de Arte. con mayúsculas también. No es fácil ni transparente su lectura, hay que saber interpretarla, es un viaje inesperado que debéis realizar hasta llegar a comprender lo que Juan Ramón Jiménez dice en su último párrafo:
"Tú, Platero, estás solo en el pasado. Pero ¿ qué más te da a tíi que vives en lo eterno, que como yo aquí, tienes en tu mano, grana como el corazón de Dios perenne, el sol de cada aurora?

