En algún rincón de la mente hasta los menos cultos conservamos una palabra o alguna frase vestigio de una lengua muerta pero no siempre olvidada y es que con la lengua latina no hay término medio, o la amas o la aborreces. Como una perla en medio del océano de la mediocridad ocurre que ante la citas o sentencias latinas, los ignorantes se sienten agredidos y los sabios agradecidos. De casi todos es conocida la sentencia de Julio César al cruzar el Rubicón, Alea jacta est: "la suerte está echada" (asà lo traducÃa la profesora Doña Benedicto en las clases del Instituto !qué miedo daba aquella señora de rictus amargo, mirada gélida y chaqueta sobre los hombros que no se movÃa ni un palmo desde la palestra! aunque literalmente la locución signifique echar los dados, y traducido a un lenguaje llano y coloquial, vendrÃa a ser: De perdidos al rÃo, tira pa'lánte.
Bromas aparte, de los latinajos que conserva nuestra tradición cristiana, dicho con todo respeto, me gusta especialmente Per secula seculorum o como dirÃa Buzz Light year: Hasta el infinito y Más Alla, y el que me deja que ni frÃo ni calor, es el Requiem cantim pace. Amén.
Con la "Rosa Rosae" de la Primera Declinación daba gusto aprender latÃn, de una manera tan dulce comenzábamos el estudio de una lengua tan ardua, asà daba gusto aprender.
Ahora en serio, yo en realidad de lo que querÃa hablaros hoy es de una flor perfecta o...casi perfecta.
Desde luego, una rosa es algo más que una flor.