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No me toques que pincho



A pesar de las recomendaciones del Padre Mundina, no ha sido nunca mi afán hablarle a las flores. En lo que a los cactus se refiere, los consideraba más bien una amenaza, los miraba con cierta distancia, lo cual cómo es obvio quitaba espontaneidad a nuestra relación. Pensaba: no sirven para nada, no huelen y encima pinchan ¿qué tienen de interesante los cactus? ahora que los voy conociendo mejor, me resultan más atractivos. Sobreviven en cualquier clima, y aunque están llenos de espinas, contrariamente a lo que se piensa, no son símbolo de dolor si no de bienestar. Por otra parte son plantas capaces de crecer en la mayor aridez imaginada. Los cactus no son ni mucho menos, esas plantas salvajes y hoscas a las cuales nadie se debe acercar. He de decir, para ser sincera, que la cicatriz de mi brazo no opina lo mismo.

Son por el contrario una gran fuente de energía. Purifican el aire. Lo despojan de las ondas magnéticas que tanto perjudican al ser humano. Existen por lo menos 1.700 especies.

Cada planta tiene su propia personalidad, basta con mirar de cerca dos cactus, aún salidos de la misma madre, todo en cada uno de ellos varía, la forma y el grosor del tallo, el color y sobre todo las espinas. Y esto es lo que enamora a quienes los cultivan o los colecciones. Son en su mayoría resistentes a los climas más extremos y todos ellos son capaces de engendrar flores exóticas, casi más grandes que la propia planta. Pero su gran mérito se encuentra en su capacidad de absorber los campos magnéticos. Así lo concluyó la misma Asociación Antiradiación Europea, y así lo han comprobado los investigadores.


Es capaz de absorber las ondas que emite un televisor, un ordenador, un equipo de sonido o cualquier otro aparato, y lo hace a través de sus espinas. Son como antenas al mundo. Un cactus atrapa cualquier onda y la convierte en energía. En sus hojas carnosas guarda la humedad para los momentos en que escaseará. En cualquier ambiente libera oxígeno. ¿cómo lo hace? siempre a través de sus espinas. No importa que sus hojas sean grandes o pequeñas, que la forma sea en punta o redonda. Lo que vale aquí son las espinas. Pero se requieren ciertas condiciones. La más importante es que la mata tenga una altura de por lo menos 10 cm. Esto se logra después de cumplir los dos años y cuando la planta es madre y ha desarrollado semillas y ha florecido por lo menos dos veces, es entonces cuando absorbe las ondas electromagnéticas. Los cactus muy pequeños, aún si son espinosos, no tienen esa facultad. Otro ingrediente adicional que contribuye a que la planta se convierta en antena receptora de ondas es su ubicación. Se debe colocar a pocos centímetros del aparato receptor, por detrás, de frente o a un lado, eso es irrelevante. Para que crezca correctamente habrá que introducirla en un recipiente con agua cubriendo las dos terceras partes de la misma, esto debe hacerse 20 minutos cada 15 días. Así podrá vivir muchos años, incluso décadas. Crecerá apenas 10 cm. por año.


Los cactus están de moda y no hay decorador o arquitecto que no lo incluya en sus proyectos.


Poco a poco gana adeptos no sólo en decoración, también en jardinería, alimentación, regalos o complementos, llaveros, lámparas...

o en hermosas composiciones florales como las que nos ofrece Myrian Spínola. Os indico la dirección en Instagram:

En lo que a alimentación se refiere, también está causando furor por sus magníficas propiedades.

También esta planta sirve de inspiración en repostería por su vistosidad.

En otro orden de cosas, recuerdo el programa de televisión con el que el Padre Mundina nos sorprendía con su manera, tan singular, de relacionarse con las plantas ¿lo recordáis?

En la opinión del Padre Mundina existen unos lazos intelectuales entre los humanos y una "hipotética mente colectiva" del reino vegetal.

Quizá si algún día se encontrara un planeta poblado con estas benéficas plantas y los científicos descubrieran que este planeta habitado por cactus fuera un lugar óptimo para la vida (con suficientes recursos de oxígeno, agua y nutrientes que aportan estas plantas) tendríamos un lugar para comenzar una vida nueva lejos de esta Tierra enferma.

Pero creo que esto está todavía a años luz de la Tierra.

Y puede que algún astrónomo creativo bautizara con nombre propio nuestra futura casa. El planeta

CACTUS, pues no sé si en Marte... cabremos todos.


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